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Presentación de la emoción. La vergüenza

En primer lugar, darles la bienvenida al blog "La vergüenza es una emoción", que ha sido realizado como trabajo trimestral de la asignatura de Psicología de 1º de Bachillerato del Colegio Salesianos "Ramón Izquierdo" de Badajoz.

Para empezar vamos a remontarnos un poco atrás para conocer qué han dicho diferentes pensadores sobre la vergüenza a lo largo de la historia:

El terapeuta John Bradshaw llama a la vergüenza "la emoción que nos hace saber que somos finitos".


Mark Twain dijo: "El hombre es el único animal que se sonroja. O necesita hacerlo."

Aristóteles decía que la vergüenza era la semilla del principio ético. Es necesaria para construir nuestra noción de dignidad. "Considero que el ser humano es digno desde el momento del nacimiento. La vergüenza, y la culpa bien entendidas, me ayudan a aprender, a crecer con los otros".


• Experimento sobre la vergüenza:

Andre Modigliani, un profesor de sociología en la University of Michigan, Ann Arbor, una vez tomó parte de un experimento sobre la vergüenza.
Una enorme pirámide de papel higiénico se amontonó con el fin de que cualquier persona que pasara se cayera encima de ella. Después, los investigadores entrevistaron a las personas avergonzadas que se cayeron, así como también a los compradores que sólo miraron. Los sujetos que tocaron las pilas de papel dijeron que los espectadores asumían que eran unos tontos incompetentes.
Pero cuando los investigadores les preguntaron a los testigos lo que pensaban sobre las personas que representaron las exhibiciones, la mayoría respondió que fue un simple accidente que le podrían pasar a cualquiera.
Conclusión: puede guardar las apariencias fácilmente después de una equivocación encogiendo los hombros y diciendo: "Oh bueno, así es la vida," o "¡Me equivoqué!”.


En el siguiente enlace podemos conocer un poco más sobre la verguenza según la Ética Nicomáquea y la retórica de Aristóteles:

Pincha aquí

Definición de vergüenza

La vergüenza es una emoción, una sensación humana de conocimiento consciente de inseguridad, deshonor, desgracia, o condenación.

Es uno de los estados más complicados que afecta el universo de las relaciones personales en su normalidad. Se le considera una pauta comportamental limitadora del desarrollo social de quienes la experimentan, en las diversas áreas de su realidad cotidiana.






Clasificación:

• Las personas muy propensas a sufrir vergüenza pueden clasificarse de tres maneras diferentes:

1. Más propensas que otras a sentir vergüenza en situaciones que normalmente la producen.

2. Las que tienden a sentir, con frecuencia o continuamente, vergüenza global o generalizada, algunas veces descrita como "vergüenza internalizada".

3. Personas que sufren vergüenza particularmente por algún aspecto de su comportamiento o características personales.

La mayoría de los estudios se centraron en las dos primeras y evalúan la vergüenza como una característica o una predisposición, prestando poca atención a la vergüenza debida a una causa específica.

La vergüenza internalizada se describe como una "identidad basada en la vergüenza" o una personalidad "ligada a la vergüenza". Según este concepto una persona que sufre de un grado importante de vergüenza internalizada no sólo experimenta vergüenza frecuentemente en respuesta a situaciones específicas sino que tiende a tener sentimientos de inferioridad y a desvalorizarse como consecuencia de haber vivido situaciones repetidas de vergüenza, sobre todo durante la niñez.

La propensión a sufrir vergüenza es un concepto no claramente definido, se utiliza para expresar tanto la celeridad con la que alguien podría experimentar vergüenza, y por lo tanto la frecuencia con la que experimenta ese sentimiento, como también para expresar la intensidad con la que se experimenta usualmente esa emoción. Por ende, los conceptos de propensión a la vergüenza y de vergüenza internalizada son sutilmente diferentes, algo que no ha sido reconocido en el trabajo empírico. No obstante, ambos se refieren a la vergüenza como un atributo del individuo.

Función de la vergüenza

FUNCION DE LA VERGÜENZA

Los acontecimientos siguen el siguiente orden: estimulo-emoción- reacción fisiológica.

Es un estado que sobreviene súbita y bruscamente, en forma de crisis más o menos violentas y más o menos pasajeras. Las experiencias sugieren que sentimos vergüenza y como acto seguido se producen unos cambios corporales.



Función social

• La vergüenza tiene que ver con el peligro de no ser aceptado. Por lo tanto, la vergüenza se refiere a los demás. Su carácter social es patente.

• Las emociones facilitan la comunicación de los estados emocionales y regulan el comportamiento de los demás.

• Resulta negativa para la interacción social.

• Tiene relación la conducta pre-social.

• Miedo a "quedar mal" delante del resto de personas.

Función psicológica

• Baja autoestima (aspecto físico, situación familiar o relación familiar…).

• Hablar en público ( repetida en función social, ya que a veces la vergüenza al hablar en público puede ser una característica del propio individuo al sentir pánico a leer o hablar en público y que hace que el individuo se trabe al hablar o que se produzcan respuestas fisiológicas como la sudoración).

• Sentirse observado.

• Sentirse ridiculizado.

Expresión facial identificativa

A continuación, veamos algunas imágenes identificativas acerca de la vergüenza:


Alejarse de los demás:






Baja autoestima:





Facilita la timidez:





Te provoca una "ceguera", quizás son imaginaciones tuyas.. y el resto del mundo no piensa mal de ti:





Por supuesto, miedo a hablar en público:


¿Vergüenza o culpa? Diferencias entre ambas

La vergüenza es una extrema incomodidad que sentimos por no haber actuado según las expectativas de otra persona, por fallarle. En la cultura japonesa la vergüenza es utilizada para corregir las actitudes reprobables.


......Sin embargo, provocar vergüenza en los niños por sus conductas inadecuadas, contribuye a su sufrimiento moral, pues es un sentimiento muy intenso que perdurará en su memoria emocional, corriendo el riesgo de volverse adultos inhibidos.

Por otra parte, la culpa es el sufrimiento con que pagamos las faltas cometidas o el daño que le hemos hecho a alguien. Nos sentimos irresponsables porque creemos que podríamos haber actuado de otra manera y perdimos el control. Se dice que el sufrimiento de la culpa es aún más grave que el castigo físico.

A veces dejamos de sentirnos culpables cuando la persona a quien ofendimos nos aplica un castigo, así pagamos nuestra falta y compensamos el daño que le causamos. Pero si el daño es irreparable, nuestra culpa perdura y convierte nuestro mundo en el purgatorio.

En la vergüenza, el juicio negativo sobre nosotros mismos nos produce tensión, angustia y tormentos, igual que la culpa. Pero la vergüenza es distinta a la culpa, porque cuando estamos avergonzados reconocemos en nosotros una falta de habilidad que no podemos modificar, por ejemplo, la timidez. En cambio la culpa es un autocastigo por no haber estado lo suficientemente alertas y no habernos esforzado por tener el control.

Si tienes la voluntad honesta de querer remediar un error cometido con otra persona, transformar la situación y liberar el temor que no te deja en paz, busquen juntos la solución, la comunicación es tu mejor aliada en todo lo que tenga que ver con las relaciones humanas.

Debes intentar deshacerte de todo tipo de vergüenzas, pues no te ayudarán en nada. Sin embargo debes estar consciente de que terminar con estos sentimientos no es un proceso inmediato, sobre todo si deseas que ese cambio sea profundo y definitivo.

¿Por qué nos da vergüenza estar desnudos?

El Génesis nos habla sobre el momento en el que los humanos se dieron cuenta de que estaban desnudos y, un momento después, avergonzarse de estar desnudos. Lo que no explica es por qué nos avergonzamos. Un grupo de investigadores británicos ha intentado responder esta pregunta.





Aquí es donde aparece nuestro pudor ante la desnudez. Tras miles de generaciones hemos aprendido que mostrar nuestro cuerpo desnudo envía señales sexuales que amenazan la seguridad de nuestras parejas de apareamiento. Y hemos acordado que eso es algo malo. La vergüenza es la emoción ideal para codificar esa conducta; en tanto nos sentimos mal, tratamos de evitarlo a toda costa.


El estudio lo realizaron un grupo de psicólogos para el programa de la BBC Horizon con objeto de romper las prohibiciones sociales de una serie de ingleses comunes. Según la propia cadena:

Ocho personas -ninguno de ellos nudistas- fueron reunidos para intentar descifrar por qué la desnudez nos hace sentir incómodos. Entre ellos estaba Phil, de 39 años, y Kath, de 40. La mayor preocupación de Kath era que la gente se riera de ella. Algunos de los hombres estaban más preocupados de mostrar una excitación inapropiada.

Después de una serie de experimentos, Phil y Kath, que habían sido tan autoconscientes al principio, se enfrentaron cara a cara con un nuevo voluntario desnudo. Fueron invitados a pintar su cuerpo, señalando con colores su nivel de incomodidad en las distintas partes: rojo para “ni modo”, amarillo para “vergüencilla” y verde para “no hay problema”.

Phil marcó la línea de color en torno a los genitales del modelo pero Kath había perdido todas sus inhibiciones. En un momento pintó a su modelo completamente de verde. Cada centímetro. En uno par de días, los voluntarios habían desaprendido muchas de lsa convenciones sociales que habitualmente gobiernan su vida, y alcanzado un nuevo consenso que les permitía estar desnudos en compañía de otras personas.

Coincide con la teoría de los psicólogos de que no nacemos con la vergüenza del desnudo sino que es un importante código de comportamiento que nos permite operar en la sociedad humana.

¿Pensáis que hay diferencia entre vergüenza y timidez?

La primera tiene más relación con la percepción de rídiculo y la segunda tiene que ver más con el carácter, ser más abierto o más cerrado, compartir más o menos los pensamientos o vivencias...
La timidez tiene cierta relación con la vergüenza ya que se encuentra relegada al incosciente, ambas suponen un momento de dificultad para relacionarnos con otros debido a la inseguridad o falta de confianza en uno mismo, así entendida, es una conducta normal en cierto sentido, porque toda persona en algún momento de su vida siente algún momento de 'vergüenza'.

Con el tiempo y la práctica, se pueden superar este tipo de sensaciones, por ejemplo si tienes reparo a la hora de preguntar en clase, suele pasar al principio, pero una vez que empiezas y ves que recibes algo positivo, resolución a tus dudas, empiezas a repetirlo y ya las siguientes veces , preguntas sin más, sin plantearte si deberías o no hacerlo...

Así pues, ¡ánimo!

Fisiología de la emoción

Que la vergüenza –o, por mejor decir, la capacidad de experimentarla– es afecto estrechamente ligado a la sensibilidad moral y al conjunto de sentimientos a ésta asociados, tales como el arrepentimiento o la culpa, parece cosa obvia que, por lo demás, ha sido suficientes veces subrayada; y lo prueba, acaso, el hecho de que resulta desconocida por todos aquéllos individuos aquejados de una verdadera anestesia moral; desconocida, pues, por el estúpido o el imbécil moral, o, como suele denominársele hoy, por el psicópata.

Los más reputados expertos en psicopatía, desde Cleckley a Robert Hare, destacan como uno de los rasgos definitorios de está, no sólo la ausencia de remordimientos, y, por tanto, de arrepentimiento o culpa ante las acciones manifiestamente inmorales o delictivas perpetradas, sino también la incapacidad de avergonzarse a causa de ellas. «Se estima –escribe Paúl Ekman– que la marca distintiva de un psicópata es que no siente nunca ni culpa ni vergüenza en ningún aspecto de su vida.» Consecuencia de ello es, en otro orden de cosas, la enorme destreza de tales individuos en el fingimiento y la mentira.

Ese es un extremo. En el otro se encuentran aquéllos tan inseguros de sí mismos y con un sentido del ridículo tan acusado, que la timidez, los exagerados escrúpulos y la vergüenza constituyen en ellos, casi por entero, la forma habitual que tienen de relacionarse con los demás y con el medio. Sin duda, tampoco este extremo resulta deseable. En el límite, podría acabar conformando otro tipo de alteración de la personalidad, lo que el DSM-IV denomina trastorno de personalidad por evitación, y entre cuyos criterios diagnósticos se señala el que el sujeto que lo padece «demuestra represión en las relaciones íntimas debido al miedo a ser avergonzado o ridiculizado». Tal es el criterio número tres, mas no es exagerado afirmar que todos los otros pivotan en torno a éste o son consecuencia de él: un temor patológico al ridículo acompañado de una no menor patológica vergüenza ante todas aquellas actividades o situaciones que obliguen a un importante contacto interpersonal.

En medio de ambas patologías de la personalidad se encuentra la que podríamos calificar de vergüenza normal: esa sensación de ridículo y hasta de desnudez psicológica o moral (si es que se entiende lo que quiero decir) que experimentamos cuando hemos sido sorprendidos en falta o en embuste relevantes; en acción que conlleva deshonra o pone de manifiesto actitud hipócrita; o, en fin, en comportamiento o actividad indecorosos y que atentan bien sea contra las normas establecidas por la moral, bien sea contra aquéllas otras que dicta la buena educación (eso que se denomina urbanidad y que debería ser, como lo fue antaño, asunto preferente en nuestras escuelas y colegios, tanto más cuanto que en los tiempos presentes hasta el mismo término ha ido cayendo en desuso); esa sensación de que nuestro yo psicológico y moral más profundo ha sido finalmente desvelado y muestra, al desnudo, todos sus defectos e imperfecciones, la fealdad antes cubierta por el ropaje del disimulo, eso es propiamente la vergüenza. Se trata, podríamos decir, del apuro que suscita la presencia desnuda de un alma deforme (sea la nuestra o la de otro, en cuyo caso, por empatía, experimentamos eso que se suele llamar vergüenza ajena). En cuanto a aquélla asociada a la desnudez no del alma (la psique), sino del cuerpo, nuestra lengua prefiere para designarla la palabra pudor, y eso pese a que, en según qué contextos, no considera ni mucho menos incorrecto el intercambio de ambos términos: principalmente cuando es la voz vergüenza quien invade el campo semántico de pudor, no tanto en el caso contrario. Es decir que en aquellas situaciones en las que decimos sentir pudor (entendido como sinónimo de modestia o recato; pudor, por ejemplo, a mostrar nuestro cuerpo desnudo), tanto daría decir que nos da vergüenza (naturalmente, nos referimos a permanecer desnudos y especialmente a mostrar los órganos sexuales sólo en determinadas circunstancias, porque en otras, más que de pudor se trataría de un serio problema sexual). Pero, en cambio, cuando hemos sido descubiertos en falta moral o cívica no solemos decir que sentimos pudor, sino vergüenza.

En conclusión, para algunos el pudor es un tipo peculiar de temor: aquél que se suscita cuando el mal que se teme es la vergüenza.)

El genuino comportamiento moral conlleva la exigencia de no hacer siendo invisibles aquello que no nos atrevamos hacer a la luz del sol y delante de todos; de no hacer en el secreto e intimidad de nuestra casa lo que no haríamos en la plaza pública. Para el individuo auténticamente honrado no existe (no puede existir) diferencia alguna entre el espacio público y el privado, y de ningún modo llevará a cabo, impune, cualquier acción a cuya publicidad pueda oponer algún reparo, ni hará, sin que se sepa, lo que no haría sabiéndose. O, por volver a nuestro asunto: aquello que sería motivo de vergüenza ante otro, lo será también ante sí mismo. Pero esto supone dejar de ver la esfera pública como el único ámbito de competencia de la vergüenza, y extender sus dominios también a la privada; supone ser capaces de desdoblarnos no sólo en otro para vernos con los ojos que nos ve, sino desdoblarnos también en nosotros mismos para vernos como si fuésemos otro que nos ve: en definitiva, ser, en este aspecto, otro para sí. Ser capaces, en suma, de sentir vergüenza no sólo de nosotros, sino también ante nosotros. Tal es, quizás, uno de los más altos ideales morales a los que podemos aspirar.

¿Por qué nos da vergüenza demostrar nuestros sentimientos?

Cuando hay una reunión familiar o de amigos, pareciese que muchas veces no podemos ser cariñosos con nuestra pareja, con nuestros padres, hijos, y decir a quienes nos rodean “te quiero”.

Nunca deberíamos dejar de decir cuánto nos importan sus cosas, estar más tiempo con nuestros hijos, interesarnos por sus cosas aunque sean “cosas de niños”, deberíamos escucharlos más detenidamente pues nunca se sabe cuando podemos aprender de alguien, ya sea mayor o menor que nosotros, todo el mundo tiene algo que decir.

Cuando estás en la casa de la familia, cuesta mucho abrazar a nuestra pareja, porque piensas que te catalogan de tonta o de cursi,¿Porqué nos da vergüenza demostrar nuestros sentimientos? pero eso es lo más lindo: ser cursi con las personas que amamos.

Los hombres son lo más vergonzosos en estos casos, si están delante de sus amigos, pocas veces abrazaran a sus mujeres por temor a quedar en ridículo no se dan cuenta que eso es lo que todos deseamos, que sepan lo feliz que eres, que te aman, te sientes segura de ti misma.

El amor puede causar muchas buenas impresiones y cosas en nuestra vida, no malogremos una velada mirando cuán feliz es nuestra vecina que no deja de darse amor con su marido, tú abraza a tu pareja y di cosas bonitas de él, o de ella, eso hará que la vida en parejas sea mas placentera, más llevadera.

Nunca nos avergoncemos de nuestros sentimientos, todo lo contrario, estemos orgullosas de saber decir “te amo” a nuestra pareja, nuestros hijos y nuestra familia,No te avergüenzes de demostrar tus sentimientos en público eso nos hará más grandes. Dios que es todo amor, y nos regala cada día lo que quizás no merecemos, pero cada día que abrimos los ojos, es el amor de Dios el que está en nuestra vida.


No pasemos por este mundo sin haber dejado un jardín lleno de amor, que las siguientes generaciones que nos sigan, sepan que pasaste por la vida repartiendo muchas ilusiones y cariño por doquier.

Nunca tengan temor de decir los “te amo”, “te extraño”, “te necesito”, son algo que llenará tú corazón y el de los demás que comparten tu día a día.

La vergüenza debería estar en aquellos que no pueden decir esas palabras porque no la sienten, ¿Porqué les da vergüenza demostrar nuestros sentimientos? porque viven una vida egoísta, a complacerse solamente en ellos, viven para sí mismos, eso sí que es de verguenza.



Hoy mismo di a todos los que te rodean cuánto te importan, o cuánto les amas, verás que tu día mejora y también mejoras el día a los demás.

Conclusión del trabajo

Siendo sinceros, ha sido difícil escoger una emoción entre todas las que se nos ofrecían para este trabajo, debido a que todas resultaban de lo más interesante para ser analizadas a fondo.

Finalmente escogimos la vergüenza, ¿por qué?
Porque creemos que es quizás la emoción más misteriosa; ya que es difícil de comprender por qué se produce realmente esta emoción en las personas, por qué sentimos vergüenza.

Ahora, tras haber realizado el trabajo, podemos sacar varias conclusiones:
Sin ninguna duda, todos hemos sentido alguna vez vergüenza en nuestra vida, ya sea por un simple pudor físico, por algún acto que no ha salido como deseábamos, porque hemos "quedado mal" delante de nuestros amigos, compañeros de trabajo o pareja, etc.

A mí parecer, sentir algo de vergüenza de vez en cuando es normal, (y no es malo), pero que la vergüenza se adueñe de tu vida es algo que hay que evitar.
Ya que, como hemos visto a lo largo del trabajo, sentir vergüenza de forma continuada puede afectarnos a la hora de estar en un espacio público, es negativa para nuestras relaciones sociales, y puede hacernos pasar verdaderos malos momentos.

Realmente escogimos esta emoción para saber por qué razón sentimos vergüenza en algunas situaciones, y creemos que hemos respondido nuestra pregunta con bastante precisión.

Así pues, para finalizar, tan sólo darte mi propio consejo:
"Si quieres ser el mejor, si quieres darlo todo por lo que te importa, si quieres que la gente te aprecie; deja atrás la vergüenza, ésta no sirve para nada. Las personas que han cambiado el mundo a lo largo de la historia no han sentido ni miedo ni vergüenza sobre lo que los otros pudieran pensar acerca de sus decisiones: sólo lucharon por lo que realmente querían,
así que ¡lucha tú también por ello!".


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